La venganza se sirve en tres platos

Siempre he tenido dificultad, supongo que como la mayoría de quienes lean estas líneas, para memorizar los nombres asiáticos. En coreano dicen que a menudo se confunde el orden de nombres, apellidos o incluso apodos asignados en función de la familia. El caso de Chan-Wook Park (o Pak Chan-uk, que sería más fiel al original según su lengua materna) podría ser uno más en dicho equívoco de no ser porque así bautizaron a un pequeño genio nacido en Seúl (Corea del Sur) hace más de medio siglo que lleva haciendo cine desde 1992 sin que el mundo occidental en su mayoría se haya dado cuenta. Vean "Stoker" (2013), rodada en USA, o "La doncella" (2016), dos de sus últimas muestras de cine perverso y amoral, y empiecen a cautivarse como yo.

Claro que ganar el premio gordo en el festival de Cannes, cosa que ocurrió en 2004, ayudó a que su nombre atrajera la atención de los aficionados a una forma de rodar diferente, a veces incluso cargante, que ha influido a otros cineastas de mucho más renombre: Quentin Tarantino, sin ir más lejos, lo suele citar como una de sus máximas referencias. Y a poco que se escarbe en sus imágenes y conceptos, así queda evidenciado. Su llamada "Trilogía de la venganza" significa un punto y aparte en su trayectoria, jalonada de otros premios y menciones y dedicada en gran parte a la filmación de inquietantes cortometrajes. Para entender la extrema violencia, los extraños diálogos y la concatenación de imágenes pretendidamente poéticas pero en verdad en perfecta conjunción con los sentimientos y perspectivas de los personajes, se dedicó a pergeñar los guiones de tres películas de desigual factura y resultados comerciales solo provechosos a posteriori. Una trilogía de culto repleta de excesos, flashbacks e historias entrelazadas con la venganza, ese concepto tan difuso a veces, como hilo conductor y razón casi exclusiva de ser.

"Sympathy for Mr. Vengeance" (2002)

Una chica que necesita un trasplante de riñón, un hermano sordomudo con inclinaciones psicóticas, mafias surcoreanas que trafican con órganos, gerifaltes de grandes multinacionales que se deshacen sin miramientos de sus empleados menos cualificados, un secuestro inspirado únicamente por motivos económicos (o no), organizaciones anarquistas secretas...

Personajes al límite, tensión emocional estirada hasta el contagio y unas interpretaciones tan histéricas como la propia trama. Con esta película inauguraba la trilogía y dejaba claro que su idea no era precisamente generosa en concesiones. La piedra de toque de un subgénero dentro de un género, un despliegue de imágenes impactantes con un montaje intencionadamente desequilibrado para el film más compacto de la serie y el que pasó más inadvertido en su momento. Si quieren comprobarlo, hagan click en la imagen del cartel y accederán al enlace para verlo íntegro.


"Old Boy" (2003)

¿Cómo de perjudicada puede quedar una mente tras quince años de encierro absoluto, cuyo único contacto con el exterior es el que le proporciona una televisión y una información muchas veces manipulada? Nos podemos hacer una idea... Los motivos de dicho aislamiento y el ansia por conocer el rostro de su hipotético carcelero hacen que al protagonista no le mueva otro sentimiento que el odio cuando siente las primeras gotas de lluvia resbalar por su rostro. A un guión plagado de giros insospechados se suman amores incestuosos, hipnosis inducidas en pos de camuflar la verdad, suicidios a los que abocan las malas lenguas y una buena dosis de desmesuradas tácticas de defensa personal. Un cóctel explosivo que agrupa varias tradiciones cinematográficas y no deja ni un solo cabo suelto.

Con esta película el director consiguió el Gran Premio del Jurado en el citado festival, amén de varios galardones entre los que destacó el de mejor película en el Festival de Sitges, aunque la brutal historia no es más que una agresiva adaptación en imágenes -con sustanciales variaciones en cuanto a localizaciones y personajes- de un manga original de 1997, creado por Garon Tsuchiya. Pueden verla si pinchan en la imagen de la derecha.

"Sympathy for Lady Vengeance" (2005)

Un plano en el que unas cuantas personas, viejas y jóvenes, vestidas con chubasqueros y portando sendas armas blancas, esperan turno para torturar y asesinar al torturador y asesino de sus hijos, como si de la cola de cualquier hospital de la Seguridad Social se tratase, es una de las imágenes más bellas en su propia crudeza del cine de las últimas décadas. El inesperado encuentro ha sido organizado por la protagonista, una ex reclusa ejemplar en su entrega y dedicación al prójimo, que hace década y media cometió el error de colaborar con un ser tan abyecto. Más secuestros forzados, escenas de sumisión carcelaria, reencuentros materno-filiales y odio, mucho odio camuflado de amabilidad... La segunda mitad del metraje no se olvida con facilidad.

Nuevos premios a la mejor interpretación femenina, el León de Oro en el Festival de Venecia y el codiciado Blue Dragon como distinción al mejor film y actriz coreanos adornaron el estreno de otra película tremebunda, con la que el cineasta cierra la trilogía y deja de nuevo la puerta abierta al sinsentido y la futilidad de toda venganza, un acto en el que las consecuncias pueden ser terribles y sin cuya existencia el mundo habría avanzado en otra dirección. En la imagen pueden conseguir el enlace para su visionado.

"Antes de embarcarse en un viaje de venganza, cave dos tumbas" (Confucio).