Para continuar el paseo por los parajes nórdicos donde tan aficionados parecen los jóvenes a formar bandas de corte psicodélico-melódico, descubrimos a un inquieto grupo de amigos que decidieron pillarle el punto al género (si es que podemos instaurarlo como tal) desde un punto de vista clásico. Ni que decir tiene que la discografía de Jesus & Mary Chain tuvo mucho que ver en ello y que grabar diez canciones de golpe para reunirlas en un primer disco altamente recomendable titulado "Tremolo eastern salvation" los convierten en uno de esos placeres individuales que merecerían convertirse en colectivos.
Afincados en Copenhague (Dinamarca), llevan apenas un lustro intentando destacar en el circuito de festivales de su país y parte de Europa, y sus seductoras composiciones en las que la distorsión apenas se percibe entre un torbellino bien organizado de guitarras y teclados. Jesus On Heroine (elocuente nombre) no inventan nada ni tocan mejor que nadie, pero siempre son necesarias bandas con esta actitud. Gran presente y mejor futuro.
En las Antípodas no del sonido que nos ocupa en esta serie, sino geográficamente hablando, habitan estos músicos que desde 2011 están intentando aderezar la propuesta estándar de guitarras con efectos, bajos monolíticos y baterías trotonas con arreglos más propios del surf y del garage rock, consiguiendo cuajar uno de los proyectos más interesantes del actual panorama musical de Sydney, la capital australiana de la que provienen Black Springs, que adaptaron su nombre de una novela de Henry Miller. Incluso los indies más recalcitrantes encontrarán en ellos un foco de interés por la apertura de las líneas melódicas y su arraigo en cierto clasicismo roquero. "Silver ship" es el fantástico adelanto del que será su segundo trabajo tras publicar en 2013 el mini LP "Sunrise", donde se perfilaron como la banda más avanzada de la nueva generación psicodélica oceánica. Si no se tuercen pueden traspasar fronteras y continuar una corriente que sigue haciendo florecer fértiles frutos musicales. La constancia de la gente con fe.
Ya se ha hablado antes del shoegaze y de la peculiar forma que tienen de entenderlo algunas bandas que arrastran los mismos pros y contras desde que My Bloody Valentine inauguraran dicha corriente hasta su proyección actual en bandas que la recogen a su manera. Uno de los avispados herederos que mejor practica dichas características es Jack Chamberlain, un experimentado músico de Shrewsbury, al oeste de Inglaterra, que camufla sus grabaciones en solitario bajo el pseudónimo de Dirty Blonde Asylum. Ya ha reunido sus temas en un pequeño disco de curioso título, "Experience the plethora of delight that is..." y suele colgar sus trabajos para que el público los descargue gratuitamente mientras se entretiene componiendo con Spacegirl, la banda que comparte con otros dos especialistas en el tema. Esto no es exactamente psicodelia, pero sí rock espacial lleno de ambientes sugestivos. Un personaje a descubrir.
Las madres del cordero. Los amos del cotarro. La leyenda que sobrevivirá a todos los demás. My Bloody Valentine, londinenses omnipresentes a lo largo de estos textos, no solo "inventaron" de alguna manera una manera de entender y practicar la psicodelia, sino que en 1991 con su seminal "Loveless" impactaron a toda una generación que después les consentiría las múltiples idas y venidas que hicieron de su carrera un camino errático como la personalidad de su líder Kevin Shields, un personaje habituado a hacer y deshacer en el seno de la banda hasta hacer desfilar a casi una decena de asalariados músicos por sus grabaciones desde su formación. Actualmente, tras reaparecer en 2013 con "m b v", un disco muy decente aunque ni la mitad de importante en repercusión, viven de un extraordinario y fugaz pasado que les sigue reportando prestigio. El principio y probablemente el final.
Para que no se les tache de perezosos, los australianos (sí, otra vez) The Citradels han entregado un buen ramo de material en apenas dos años. Desde principios de 2013, esta promiscua banda viene apoyándose en las oscuras bases de The Velvet Underground para levantar el muro que apuntala sus temas pero, lógicamente, miran un poco más hacia adelante y su imagen se refleja en otros aventajados discípulos de Lou Reed y compañía como son The Brian Jonestown Massacre, con los que algunos les han llegado a confundir. El más reciente de sus trabajos, el tercero, vuelve a incidir en el toque retro de una sonoridad que hacen suya a través de una docena de ataques bien dosificados. Desde Melbourne, un quinteto cuyo nombre olvidarán pronto quienes no sepan discernir el polvo de la paja. Material altamente inflamable.
La sección más hispana de este episodio llega de San Francisco Valley, donde la pareja compositiva formada por el cantante y guitarrista Johann Richard Arango y el baterista Frank Gutierres decidieron en 2011 arriesgarse a fusionar los ritmos surf tradicionales del pop de la costa oeste norteamericana con un toque sixty que les otorgara el punto necesario de originalidad. Tras reclutar otra guitarra y el correspondiente bajo, la aventura de Los Craters comenzó con el pertinente EP de escasa repercusión y continuó con dos trabajos que ya significaban palabras mayores. El primero fue grabado en los modernos estudios de Lolipop Records, y el más reciente "Low tide lover" es ciertamente interesante e incluso bailable, con armonías del rock de los 50 en plena ebullición y un regusto a jam psicodélica (incluyen una espléndida versión de "Green is the colour", el tema de Pink Floyd) que presagia unos próximos álbumes igual de intensos. Sobradamente preparados.
(Continuará...)
P.D.: Pinchando en cada una de las imágenes accederán a los respectivos bandcamps o páginas oficiales para escuchar los discos citados y algunas curiosidades más. Aprovechen la ocasión. Hasta el próximo capítulo.