La psicodelia en su hermandad con el punk no es territorio
exclusivo de países anglosajones. En Europa (en Florencia, Italia, para ser más
exactos) también contamos con jovencísimas bandas que plantan sus raíces muy
profundamente en las redes tejidas por el pop enrarecido de otros grandes
nombres como Crocodiles, por ejemplo. Entre el EP y el disco largo, Go!Zilla,
un dúo recientemente reconvertido en trío, han entregado un trabajo en el que
hacen un guiño precisamente a dicho referente (“Grabbing a crocodile”).
Se declaran enemigos del consumo de
sustancias que a otros contemporáneos dedicados a sus mismos menesteres
musicales se les supone e intentan no dar lugar a confusiones entre su nombre y
el de otra banda británica que sustituye el signo de admiración por un guión y
con los que tienen alguna que otra influencia en común. Suciedad sonora, una
decena de temas a los que darles mil vueltas y unas convicciones abrumadoras
que en directo son capaces de levantar a los muertos. En países como México han
sido recibidos como futuras estrellas, y amenazan con seguir retorciendo
pedales en una próxima entrega que ya está en el horno. Monstruos amables.
Cuando hablamos de rock psicodélico o sonidos espaciales siempre tenemos que volver a la pérfida Albión. A caballo entre Brighton,
Londres y Glasgow nació esta banda de prolíficos miembros cuya obsesión por los
míticos (y no es la primera ni la última vez que haya que citarlos en esta
serie) My Bloody Valentine y por los primeros Smashing Pumpkins (precisamente “Gish” era el título del debut de los de
Chicago) les hizo comenzar a ensayar bajo unos presupuestos básicamente pop
hasta que empezaron a enrarecer los ambientes que creaban emprendiendo viajes
en mil direcciones, siempre con el ruido y la oscuridad como referentes
básicos, incorporando elementos de folk y hasta algún tema catalogado como spoken word, resultado de los proyectos
paralelos de alguno de sus miembros. Entre tanta nebulosa pueden vislumbrarse
los trazos de una ciudad bailable habitada por Thievery Corporation, pero ellos
están por otras labores en general. Comenzaron la travesía en 2009 con el
valioso “This is not an exit” y la
continuaron con “…Darkly” y una pequeña
serie de EPs que mantienen actualizados a sus cada vez más numerosos
seguidores. Lillian Gish, una banda que se bautiza con el nombre de una de las grandes actrices de la época muda del cine, merecen toda nuestra admiración. Inteligencia
bien encauzada.
Desde Sydney (Australia), se podría decir de la pareja que forman Marcel
Whyler y Rebecca Liston que la figura y la música de Ian Curtis y Joy Division han formado parte de sus vidas desde prácticamente la adolescencia. El post punk de las Antípodas tiene en
ellos a su principal referente, y se muestran tan agradecidos que titulan
algunas de sus canciones con frases como “Lost
control” u homenajean a New Order, la banda que surgió de tan ilustres
cenizas, en una magnífica versión de “Blue Monday”. Sus trabajos en formato medio “Heat” y “Fallen
flower” les han dado para un buen número de tomas alternativas, caras B y
nuevas incorporaciones a un repertorio incipiente con evidentes síntomas de
talento. Por su imagen, Buzz Kull pueden ser identificados como unos góticos que
de vez en cuando disfrutan de la luz del sol, pero su escucha podrá sacar del
error a cualquiera que se aventure en ella. Los impostores perfectos.
¿Qué es el exactamente el drone pop? Todos tenemos nuestras dudas, y más al escuchar la
segunda ronda de canciones con el dichoso título en la portada. El que parece
ser el leit motiv de los
norirlandeses Documenta, algo así como la versión relajada de los Brian Jonestown Massacre, aún debe dar para mucho. Seis nuevas oleadas de rock
sideral, letras sintéticas y tono hermanado con los primeros tiempos de
Spiritualized para un altibajo de sensaciones que basculan del noise al pop psicodélico de primera clase. “Last transit of Venus across the sun”
es un viaje lisérgico que sirve como base a las divagaciones astrológicas y
emocionales de Joe Greene, un líder que ha sabido rodearse de los mejores
músicos de su entorno para crear esta especie de all stars que nadie conoce, valga la paradoja. Además, tiene los
arrestos suficientes para anunciar la inminente separación de la banda tras la
grabación de su próximo disco. O los disfrutamos ahora o todo quedará en un
bonito recuerdo. El valor de los perdedores.
Vuelta a Latinoamérica, una tierra que últimamente parece
proclive a engendrar marcianos con antenas psicodélicas. Este trío argentino
procedente de La Plata interesa más por su discografía aún en pañales que por
la solidez de su sonido. Dos singles,
cuatro canciones, anarquía creativa y revolución en los instrumentos.
Sintetizadores, percusiones, armónicas, trémolos y un estudiado uso de las
guitarras les dan la personalidad suficiente como para desear su próximo
ingreso en el estudio más cercano y un trabajo de más entidad que permita
emitir un definitivo juicio de valor. De momento, con su primera publicación,
la impresionante “La escena”,
marcaron las pautas por las que debe transcurrir si las circunstancias no lo
impiden una trayectoria que desde ya presagia tempestades de rock psicodélico.
Radio Interstellar, por si no se sabe, hacen música prácticamente instrumental
cercana a las estrellas. Un viaje de incierto recorrido.
La elegancia y la clase. Una de las sensaciones del último
año, con un soberbio disco de debut (“Sun structures”, lleno de extraordinarias melodías) y una imagen potente. Se lo
toman en serio, tienen un directo apabullante y en España, donde han paseado su
álbum por varios festivales, empiezan a ser la comidilla de los círculos indies que ven en ellos a unos nuevos
Tame Impala, fortalecidos por su aparente sencillez y mucho más contenidos en
su propuesta. Los británicos Temples se distinguen por sus coros, lo compacto
de sus arreglos y su consciente alejamiento de las estridencias habituales.
Grabaron en la propia casa del vocalista James Edward Bagshaw –que por cierto
posee un marcado aire a Marc Bolan-, el capitán de una nave que parece capaz de
afrontar cualquier temporal apelando a una luminosidad que parece terreno
vetado para el resto de bandas aquí reseñadas. Hasta escuchamos sección de
vientos adornando grandes estribillos y demostrando que en su lista de deberes
no entrará nunca ningún tipo de prejuicio. Hipnóticos y engañosamente
edulcorados.
(Continuará...)
P.D.: Pinchando en cada una de las imágenes accederán a los respectivos bandcamps o páginas oficiales para escuchar los discos citados y algunas curiosidades más. Aprovechen la ocasión. Hasta el próximo capítulo.