Los hermanos Morán, Miguel y José, abandonaron su León natal para buscar fortuna en la capital del reino como promotores musicales. Poco imaginaban allá por 1995 que el festival que crearon con la ayuda de Luis Calvo, el "capo" del sello Elephant, aún una referencia indispensable en el subterráneo mundo de las discográficas indies, y del editor Juako Ezpeleta, responsable de noticias sobre bandas que casi nadie conocía a través de su revista Spiral, se convertiría en base, embrión y referencia futura para una explosión de creatividad que sacudiría los cimientos del pop español durante las décadas siguientes. Fue allí, en la Costa del Azahar castellonense, donde acudieron a su llamada unos cuantos miles de conoisseurs de media Europa a los que seducía un cartel encabezado por bandas británicas (léase Charlatans y Jesus & Mary Chain) que sentaría las bases para que hoy, casi veinte años después, sean los habitantes de la pérfida Albión los que engrosen mayormente la lista de asistentes edición tras edición al más importante de nuestros eventos estivales en lo que a música se refiere. Pero la historia no había hecho más que comenzar.
Arriesgados jóvenes, en la mayoría de los casos con escueto presupuesto y desorbitadas intenciones, se atrevieron a incorporar a sus compañías a músicos de escasa o nula repercusión mediática que se empecinaban en vivir al margen de la industria y de los cánones del mainstream que empezaba a copar los puestos de privilegio de las curiosas y soporíferas listas de éxitos. Así, bandas como El Regalo de Silvia, Iluminados, Automatics, El Inquilino Comunista, Cancer Moon, Le Mans, Penélope Trip, Australian Blonde o Los Planetas, tal vez el grupo más importante de este país durante años -y su evolución lo demuestra-, tuvieron la posibilidad de tocar ante una audiencia bastante más concurrida que de costumbre. Era su espacio, su territorio particular, y en él la discoteca privada de cada uno de sus miembros contenía álbumes que pasarían desapercibidos para el común de los mortales. Actitud y convicción en un sonido apenas perfilado en la mayoría de los casos, con producciones sonrojantes en ocasiones, pero con la magia de lo desconocido y el valor de reivindicar el inglés como vía de expresión de unas canciones compuestas en la lengua del rock por excelencia, algo que cambió con el paso del tiempo, permitiendo que un catálogo tan amplio fuera al menos inteligible para quienes acabaron abrazando su doctrina tras reconocer la enorme valía de algunos discos. Ahí está "Super 8", el aclamado debut de J, Florent y compañía, una de las piedras filosofales de la llamada "indiependencia", el críptico e intrincado "Compito" del hoy grande Sr. Chinarro o el fantástico "Draining your brain" que grabaron los mallorquines Sexy Sadie (inspiración en los grandes desde el mismo nombre, como se puede observar). Muchas luchas, más de una decepción y bastantes años después, un documental nos habla de todo aquello, del germen, apogeo y posterior asentamiento de un movimiento que ya no puede ser calificado como independiente puesto que el pop español ha asimilado a la perfección sus planteamientos (¡ya era hora!), difuminando casi por completo las fronteras y haciendo convivir en los carteles al último hype salido de UK y a grupos nacionales de trayectoria tan dilatada como desconocida para los que aún no entienden una palabra (ni quieren entenderla) de todo esto.
Ya está disponible dicho documento on line, con intervenciones directas de los protagonistas (periodistas y músicos) y lo que más nos interesa, con la grabación en directo de sus conciertos. Si pinchan en el cartel de arriba podrán ver una actuación íntegra de Los Planetas en uno de sus mejores momentos de los últimos años. Escuchen, vean y disfruten, o al menos inténtelo, de una nueva era musical en la que queramos o no todos estamos inmersos.
JJ Stone