El sello de su autor como impronta recorre cada uno de los
cortes, desde la doble versión de la ruptura rumbeada en “Cerrado por derribo” (la otra se la guardaría para los directos)
hasta la colaboración del gran Pablo Milanés en la letra de “Una canción para la Magdalena” o la
presencia indispensable en el himno al romanticismo alcohólico “Noches de boda”, pasando por el rock stoniano de “Barbie Superstar” o deudor de Neil Young de “El caso de la rubia platino”, cada una de las catorce piezas que
aquí se incluyen parecen un homenaje en sí mismas a la figura del Sabina
cómplice, el viejo zorro que encaja cada pieza con una sonrisa sarcástica y el
poso de una vida contaminada de excesos, incluso cuando le canta al diestro
José Tomás en “De purísima y oro”,
con el fantasma de la España negra aún acechando en el horizonte. Todo se
conjugó en esta obra maestra, que se reeditó en 2011 con el añadido de
versiones alternativas no editadas en primera instancia, temas inéditos y
colaboraciones. De la vida y milagros de
este ubetense de nacimiento y madrileño de vocación hablaremos en otra ocasión,
como de su imprescindible trayecto discográfico y literario, de su mala salud
de hierro y de su últimamente sospechosa amistad con otro monstruo afín llamado
Joan Manuel Serrat, pero sirva el vídeo que les dejo, fruto de su esclarecedora
charla con el escritor Juan José Millás, como ilustración de una vida llena de
luces y sombras donde la música no siempre figura en primer plano. Otro
documento que nos convertirá en Juez y Parte a la hora de sentarnos en un
umbral cualquiera de nuestra Calle Melancolía a contemplar como la vida se
reduce a una cuestión de Física y Química. Y entonces, sin decir que Esta boca es
mía, contaremos Mentiras Piadosas con El Hombre del Traje Gris mirándonos de
soslayo. Pongamos que hablo de Joaquín.
El destino , nos guste o no, está ahí, cual depredador que saliva copiosamente acechando a su inocente víctima para saciar sus ansias de hacer cumplir lo irremediable, para aplacar las iras de quién sabe qué criaturas divinas que por menesteres de fundamentos establecidos para algún misterioso propósito , o bien por puro albedrío astral, se empecinan por los siglos de los siglos en llevar a cabo tales empresas para deleite o desgracia de los mortales. "Crónica de una muerte anunciada" , obra singular del recientemente desaparecido Gabriel García Márquez , es un referente claro a eso que denominamos destino, a eso tan natural y a la vez tan extraño que encierra el misterio de la vida , tan absurdo y falto de sentido que se nos acaban las hipótesis para dar con alguna respuesta que deje, por lo menos a medias, satisfecha nuestra curiosidad. Esa que siempre se conforma, dadas las circunstancias, con darse con un canto en los dientes si el acontecimiento en cuestión tiene