Hoy en día ya es casi inimaginable, pero en los dorados 70
era un regalo de lujo esperado por miles de fans y gente que valoraba un vinilo
de su artista favorito poco menos que como un regalo de los dioses. Y no era
fácil digerir un triple álbum como este, compuesto de dos LPs y un EP, es
decir, un disco doble acompañado de uno más sencillo añadido como apéndice y
conclusión a un trabajo que a su autor le llevó casi dos años y medio componer,
grabar y arreglar. Y tan perfeccionista fue en el sonido que a su compañía, la mítica
Motown, con la que acababa de firmar contrato, no le hizo ni pizca de gracia
tener que vender un trabajo de dichas características.
Sin embargo, aquí están algunas de las canciones que
hicieron de Stevie Wonder el artista masivo que fue después, jugando un papel
fundamental en su carrera y convirtiéndolo en uno de sus trabajos más
autobiográficos, con letras confesionales no exentas de sarcasmo y espiritualidad
(“If it’s magic” es sencillamente
impresionante) o compromiso político (“Village
guetto land”), entre las que destaca la dedicatoria a su hija recién nacida
por aquel tiempo en “Isn’t she lovely?”,
que le sirvió como gancho para colocarse como número uno en las listas
estadounidenses durante más de tres meses. La nómina de músicos contratados
para su grabación es inmensa e impresionante: Herbie Hancock a los teclados,
George Benson a la guitarra y coros, Greg Brown a la batería, Trevor Lawrence
al saxo tenor… y el propio Steve decidiendo qué canciones se quedarían fuera de
las casi doscientas compuestas para la ocasión. Un festival irreprochable de sonoridades
y estilos fusionados a la perfección: soul,
funk, afrobeat, R&B, jazz y sonidos experimentales que muchos
consideran prácticamente insuperable no sólo en su discografía sino en la de
cualquier otro que después de él haya intentado acercarse a esta maravilla que
despachó nada menos que nueve millones de copias, fue galardonado con varios Grammy –si es que eso importa viendo en
lo que dichos premios degeneraron después- y descubrió al mundo que, tras siete
obras previas, Mr. Wonder era justamente eso, una genuina y pulida joya de
la música negra. El groove es irresistible, dejémonos llevar
por la vida misma hecha música.
JJ Stone