Robert Dennis Crumb, un humilde ciudadano norteamericano aficionado a dibujar con afilado trazo viñetas, historietas y cuentos de dudosa moralidad y habitualmente acostumbrado a recibir críticas por lo incomprendido de su trabajo, recibió hace algo más de 25 años un aviso del fisco estadounidense: un supuesto fraude fiscal obligaba a los discípulos del tío Sam a ordenar el embargo de sus bienes. El problema es que estos prácticamente no existían y era difícil quedarse con algo de verdadero valor... salvo por un pequeño detalle: este héroe de la cultura underground era dueño de unos 5000 discos, la mayoría de ellos inencontrables hoy en día, de música popular -verdaderas gemas de jazz, folk y blues primitivo- de los años 20 y 30, lo que se dice un tesoro auditivo que ni los propios agentes estatales eran capaces de valorar en su conjunto (pinchando aquí podrán escuchar una de las que él más aprecia). Sin embargo, tal vez no ellos pero sus hijos, sobrinos o nietos fueron después conscientes de que nadie en el mundo del comic ha sido capaz de radiografiar de forma tan certera la historia reciente de la sociedad en USA. Y todo por empuñar un simple lápiz como refugio a su gris y dura existencia.
Maltratado por su progenitor, con dificultades en su escolarización, precoz consumidor de ácido y partidario de la depravación sexual y el exceso como medio hacia la revolución, su trabajo fue poco a poco solicitado por discográficas -ilustró casi 500 portadas de álbumes, entre ellas la del mítico "Cheap thrills" de Janis Joplin-, periódicos y revistas de gran tirada -trabajó para "The New Yorker" dibujando a famosas personalidades de los 60 y 70- y sobre todo por el entorno contracultural de San Francisco, desde donde dejó muestras de su talento para la sátira, a veces lindando con la pornografía, en las provocativas tiras de Zap Comix, una de las obras que lo catapultaron a la fama. Pero son sus ilustraciones de músicos de blues, muchos de ellos jamás conocidos por el gran público (Charley Patton, Tommy Grady, Papa Charlie Jackson, Benny Goodman, entre muchos otros) las que le sirvieron como mayor inspiración, sobre todo a la hora de tocar el banjo y llevar la voz cantante en la banda que lidera, The Cheap Suit Serenaders. Como vemos, un artista completo donde los haya.
Hoy, desde su retiro en el sur de Francia, continúa declinando peticiones de prestigiosas publicaciones y lavándose las manos antes de tocar cualquiera de sus discos de pizarra y, por supuesto, de coger los lápices para machacar cualquier atisbo de mediocridad. Hace un par de años concedió una de sus escasas entrevistas a un diario español que pueden leer pinchando en la segunda ilustración, que por cierto fue censurada en su momento, les invitamos a descubrir por qué. Un breve resumen de los citados dibujos de músicos cierra este pequeño homenaje a una figura necesaria en la cultura del rock and roll. Sí, porque la gente como él también es puro rock.
JJ Stone