No es una herejía hablar de ventas de discos en plenos tiempos de rápidas pulsaciones, pantallas digitales e ingestión masiva e inconsciente de sonidos, imágenes y enlaces en la mayoría de casos insustanciales para el devenir de nuestra existencia. Y por eso es un orgullo recordar los cuatro millones de copias que vendió este histórico e imprescindible álbum desde su publicación en el lejano año de 1959. Miles Davis, su responsable, no sólo era un músico inclasificable y revolucionario (no se dejen engañar por su habitual perfil como jazzista de cabecera), sino un personaje único, rebelde e inconformista, que empuñaba su trompeta para demostrarle al mundo que el viento que salía de sus pulmones trascendería a través de los tiempos. El propio Carlos Santana se pregunta en el documental que acompaña a la reedición conmemorativa del 50 aniversario de la publicación de "Kind of blue": "¿Cómo es posible llegar al estudio con lo mínimo y salir con algo eterno?".
Esta obra maestra de la música fue grabada en sólo 10 horas, repartidas en dos días de grabación entre los meses de marzo y abril, con algunos de los mejores músicos del mundillo en aquella época en el edificio de Columbia en New York, entre paredes de madera que dotaban de una acústica perfecta al saxo de John Coltrane, el contrabajo de Paul Chambers, el saxo alto de Julian 'Cannonball' Adderley, la batería de Jimmy Cobb y el piano de Bill Evans. La experimentación e improvisación propias del género se unieron al trabajo de investigación sobre la música modal, que se basa en escalas, resultando en una suerte de decálogo para todo aquel que quiera iniciarse en el dominio de los respectivos instrumentos. El video es sólo una pequeña muestra del genio del que hablamos, grabada en directo en el festival de la isla de Wight algunos años después. Ahora más que nunca, el jazz es necesario.
JJ Stone