"La vida es bella" cosechó multitud de premios en los meses posteriores a su estreno, entre ellos el Premio Especial del Jurado en Cannes, el César a la mejor película extranjera y tres Óscars de Hollywood: mejor película en habla no inglesa, mejor actor -pinchen aquí para comprobar la reacción de Benigni al recibir el galardón de manos de la mismísima Sofia Loren- y mejor banda sonora, de un total de siete nominaciones. Aunque hubo quien reclamó la estatuilla para este guión, no olvidemos que la historia fue inspirada por uno de los supervivientes del holocausto, el judío italiano Rubino Romeo Salmoni, fallecido el pasado verano. En su libro 'Derroté a Hitler' cuenta en primera persona las condiciones infrahumanas que padeció en Auschwitz y cómo perdió a casi toda su familia a manos de los criminales nazis.
Cómo una historia tan terrible pudo transformarse en una película tan tierna es un misterio que ya ha pasado a los anales del cine. Y uno, que ante cuestiones tan serias tiene la costumbre de hacerse muchas y variadas preguntas, plantea aquí la siguiente: ¿estamos ante una obra maestra o ante un mero ejercicio de mofa, befa y escarnio de uno de los episodios más negros de la historia de la humanidad? Juzguen ustedes mismos tras su (re)visionado.
JJ Stone