El inglés es un idioma inteligente. Marca a las terceras personas con una "ese" para que quede claro cuál es su lugar como sujeto activo. Para que se sepa quién es el responsable, y que eso no afecte al tú o al yo, sino a "ese". Hay veces que sólo por una letra se pierde la identidad, la propiedad y la seguridad. Nadie tiene derecho a apropiarse de lo que no está marcado como suyo, para eso están las otras personas, actuantes, no pasivas, a las que no se marca con ninguna letra. Sin embargo, al final, los que quedamos marcados somos nosotros... La primera persona es la más susceptible, definitivamente.
"Una película basada en hechos reales". Normalmente, cuando esta frase sirve como carta de presentación de una peli, suelo correr tanto como puedo en dirección contraria a la pantalla. La misma sensación de pánico tuve al visionar el cartel, temiendo un remake de "Esencia de mujer" a la francesa. Lo normal es que ocurra al contrario, asistiendo a innumerables y penosas versiones "a la americana" de brillantes filmes originarios de países extranjeros. En fin, que esta peli tenía todos los ingredientes para engrosar mi lista de "películas prescindibles". Aun así me he atrevido a verla de forma totalmente temeraria lanzándome al vacío cual piloto de parapente.