El pasado día 14 de octubre se cumplían treinta y dos años
de la trágica desaparición de Jesús de la Rosa, alma mater de uno de los mayores prodigios musicales
acaecidos en este país en los últimos
cuarenta años. Triana nacía a
principios de los setenta cuando a este genio sevillano se le unían otros dos puntales imprescindibles para
fraguar la leyenda del mítico grupo: Juan José Palacios "Tele" y Eduardo Rodríguez Rodway.
Este tridente de afianzadas raíces andaluzas bate y mezcla en su particular crisol sones aflamencados con rock progresivo, convirtiéndose sin proponérselo en pioneros de un rock andaluz del que años más tarde muchos nos sentiríamos tan orgullosos.
La carismática voz de
Triana nace en el seno de una familia humilde el 5 de marzo de 1948 en el 143
de la mítica calle Feria sevillana. Sus escarceos con la música son habituales
desde bien pequeño, dando rienda suelta a una voz que se convertiría en mítica
años más tarde. En 1967 entra a formar
parte de Nuevos Tiempos, grupo claramente influenciado por sonidos
anglosajones que pululaban en las ondas radiofónicas de la época en estas
latitudes. Consiguen grabar en Barcelona un único disco del que forman parte
temas como “Cansado me encontré” o “When I try to find the right time”. Curiosamente, en esta
etapa el mito sevillano toca el teclado
con un solo dedo, circunstancia que obviamente no es obstáculo para
arrancarle al instrumento notas como las que esperaríamos del mejor solista. Lo
que sí llegaría a ser un impedimento a la hora de coronar cumbres de mayor
entidad es su voz aflamencada, que le
impediría formar parte de Los Bravos, grupo ya consolidado en estos
tiempos.
En este trasiego incesante
de buscar su propia identidad recala en Tabaca, donde conoce a Eduardo Rodríguez, dejando su huella en el tema
“Soy así”. Poco tiempo después se les
unirían en la capital hispalense "Tele”
y Manuel Molina, lo que supondría el pistoletazo de salida del grupo, aunque este
último no fraguara con los que serían trío titular de ahí en adelante.
En
1975 ve la luz el primer disco de Triana considerado como joya
de la corona del rock andaluz. “El
patio” es y será un referente para futuras
generaciones que descubran aquí la importancia del descaro y la falta de pudor
a la hora de crear, porque esa autenticidad es la llave de ese reino fabuloso
donde solo tienen cabida unos pocos. A este disco le seguirían cinco más: "Hijos
del agobio”
(1977), “Sombra y luz”
(1979), “Un
encuentro”
(1980), “Un mal sueño”
(1981), y el último casi premonitorio, “Llegó
el día”
(1983).
Jesús de la Rosa nos dejaba el 14 de octubre de ese mismo año en un fatal accidente de tráfico cuando volvía de actuar en un festival benéfico a favor de las víctimas de una riada en el País Vasco. A la vez que su vida, también se extinguiría la del grupo, dejando huérfanos himnos inmortales que solo él podía regalar al aire, tales como “Abre la puerta, niña” o “En el lago”, entre otros muchos, y daba paso al mito, que como siempre en estos casos, se presta obviamente a ser venerado por propios y extraños. Si pinchan aquí disfrutarán de una de las provechosas entregas del espacio televisivo "Popgrama" en 1979, dedicado íntegramente al grupo sevillano.