Tras el pétreo, anárquico e ininteligible la mayoría de las veces, modus operandi con el que nos disponemos a diario a demostrarnos a nosotros mismos y a los demás que podemos recorrer ese angosto y desafiante caminito de baldosas amarillas prometedoras de ese filón inagotable de eternas sonrisas, sin que ninguna de ellas trastabille nuestro firme paso, se hallan ocultos, apostados en su estratégica posición, esos pertinaces y demoledores obstáculos vitales que a lo largo de tan insigne recorrido se instalan por mor de otros competitivos caminantes o por mero y puro albedrío universal, y que dinamitan en infinidad de ocasiones nuestro propósito de mantenernos en dicha senda, incitándonos de manera explícita a tomar atajos nada recomendables.
Meridiano ejemplo de cómo acometer temerariamente estos perniciosos vericuetos es el de la protagonista de "Monster", Aileen Lee Wuornos, personaje trasvasado con absoluta maestría de la vida real por una todopoderosa Charlize Theron, dueña y señora de toda alabanza atribuible a la cinta.
Bajo la bien articulada batuta de Patty Jenkins se da forma, más allá del garantizado gancho que siempre supone el historial delictivo de un asesino en serie, a otro tipo de producto menos contundente a la hora de despertar el preceptivo gusanillo que la sangre fresca desata de manera inmediata; a otra forma bien distinta y no menos efectiva de arrancar emociones bajo visos de índole totalmente contraria. Y es que "Monster" es mucho más que la tópica historia de asesino desafía a policía (tal es así que ni siquiera hay policía al que desafiar). El único desafío que se nos muestra a lo largo de la cinta es el que mantiene la protagonista consigo misma. La lucha interna por deshacer agravios del pasado y presente, y encauzar su azarosa vida por otros derroteros. Todo ello con ayuda del otro pilar fundamental de esta historia que tantas veces la vida real pone en manos del celuloide traspasando cualquier expectativa que el mejor de los guionistas pudiera imaginar, y que no es otro que el apasionado idilio que mantienen Aileen y Shelby Wall, interpretada magistralmente por Christina Ricci.
Aileen Wuornos es una víctima de su entorno familiar y social, que aferrada a ese rayo de luz que su amante le aporta, intenta de manera desesperada cambiar su sino, estampándose contra el muro infranqueable de una sociedad que no quiere o no sabe ayudarla. Aileen es una "patito feo" que transforma su desesperación en rabia, la cual terminará por engullirla definitivamente.
Destacar la caracterización de Charlize Theron, que después de haber estudiado concienzudamente el documental en el que se basa la cinta (el cual pueden ver pinchando en la imagen), se propone imitar de igual forma el físico de Aileen, engordando 15 kilos y utilizando las convenientes prótesis que le supondrán el culmen de esa especial comunión con su personaje.
Nunca antes un patito feo se rebeló así de bien.