Como alguien dijo alguna vez, “el saber no ocupa lugar”, así que hoy me atrevo a invitarles a una introducción acerca de la supervivencia de nuestro planeta. No es ciencia ficción. Es simplemente CIENCIA. El contenido que se mostrará a continuación está basado en los más rigurosos fundamentos científicos. Como han expresado algunos científicos de altísima reputación (incluido Stephen Hawking, como ya saben), la probabilidad “científica” de la existencia de extraterrestres es ciertamente elevada. Y por otro lado, las posibilidades “científicas” de que vengan en son de paz son extremadamente limitadas. No es el momento de entrar en honduras matemáticas, pero los más avezados estarán pensando en la Ecuación de Drake o la Paradoja de Fermi.
Sin tener la necesidad de recapacitar sobre lo que el cine ha dejado en nuestra conciencia colectiva, es fácil entender que si alguien se atreve a hacer un viaje interestelar hasta nuestro planeta no va a ser para traer rosquillas. Atendiendo al sentido común (y por qué no, a nuestra historia) es bastante probable que nuestros visitantes vengan a por provisiones (en el mejor de los casos) o a hacerse un Marina D’or en nuestro querido astro azul. En cualquiera de los casos no nos vendrá mal una formación básica en materia de autodefensa contra una invasión alienígena.
Es justo lo que encontrarán en este documento científico (que no novela de ciencia-ficción) que tienen a bien ofrecernos Travis Taylor y Bob Boan. Se trata de valorar las posibilidades de que se produzca el evento, de reconocer las fases en las que se desarrollaría el fenómeno y de, finalmente, comprender que nunca podríamos hacer frente a una invasión cuando proviene de una tecnología lo suficientemente avanzada como para llegar hasta nuestro planeta desde allende las galaxias. Con un vistazo a la wiki se puede comprobar que estos tíos no son unos flipaos de "Expediente X" (como yo), sino que en el terreno de lo que viene siendo la astrofísica y otras superciencias son la hostia en vinagre. Entendiendo que es bastante improbable el hecho de que alguien se atreva a investigar el documento (entre otras cosas por poco difundido), me conformo desde el principio con excitar las conciencias de nuestros “visitantes” (los nuestros, los del blog). A los otros (hombrecillos verdes, humanoides o no, del color que sean), que les vayan dando.
Finalmente y para terminar (no podría ser de otro modo), debe ser desvelado el desenlace de la historia. Vamos, el final del libro, que en ocasiones no es más que una forma de acabar con la diversión que comenzó en la primera página, pero que ahora se torna fundamental, conformando la verdadera esencia y motivo de la obra. Si conseguimos ganar, la victoria será compartida. Tendremos que estar todos a una. No habrá líderes. Sólo aliados. Y no derrotaremos al enemigo con nuestras más poderosas armas (aquellas que acabarían con ellos y con nosotros). Conseguiremos repeler a nuestros invasores (no lo duden) recuperando las más ancestrales tácticas. Aquellas que han funcionado siempre, a través de la historia, de forma bioclimática (si me lo permiten).
Si, amigos. Conseguiremos sobrevivir y perpetuar nuestra especie a través de la “guerra de guerrillas”. Dispersos en la serranía. Armas improvisadas. Golpear y desaparecer. Al más puro estilo “Curro Jiménez”. No hay más que ver el telediario cada día para comprobar que esta fórmula sigue funcionando al máximo cuando se trata de una guerra asimétrica en la que uno tiene los recursos y otro tiene el coraje. Es lo que hay. Ciencia o ciencia-ficción, crean o no en los alienígenas, estas últimas líneas encierran el mensaje que se intenta transmitir hoy, tomando como excusa a esos tiernos “hombrecillos verdes”.