Después de "El mundo sin nosotros", Alan Weisman ataca de nuevo con "La cuenta atrás". Si en el primero se ocupaba de la recuperación de la Tierra una vez desaparecidos los humanos, en esta ocasión es el asunto de la superpoblación el que da forma y contenido a su libro.
El crecimiento de la población es ciertamente exponencial y ya no es ningún secreto que se ha disparado hasta límites insostenibles. Se hace necesario responder a preguntas como: ¿cuántos somos? , ¿cuántos seremos a final de siglo?, ¿qué consecuencias tendrá sobre nuestro planeta?, ¿somos una plaga?, ¿cómo podremos alimentarnos y tener suficiente energía en el futuro? o ¿cómo podemos controlar la natalidad?
Weisman se ha pateado el planeta hablando con expertos de todo el mundo para intentar responder a estas y otras preguntas, llegando a conclusiones ciertamente intrigantes.
Les dejo algunas perlas extraídas de entrevistas con el escritor que circulan por la red:
“Si minimizamos nuestra presencia hasta un nivel sostenible, como los 2.000 millones, que era la población antes de empezar a alimentarnos a través de la química, sería aceptable. Volveremos a ser una especie en armonía con la naturaleza y no seremos ningún cáncer”.
“Compartir de una manera justa en este mundo nunca ha pasado en la historia del ser humano”.
“Pagar el acceso universal a los anticonceptivos costaría aproximadamente poco más de 8.000 millones de dólares anuales, que es la misma cifra que EE.UU. gastaba por mes durante toda la década pasada en las guerras de Irak y Afganistán”.
“Cuando vemos lo que pasa en las poblaciones de depredadores y presas en los documentales de National Geographic es entretenido; cuando sucede con nuestra propia especie es una tragedia humana, es un holocausto”.
P.D.: Pues sí que está de moda el asunto de la superpoblación. Si están interesad@s no se pierdan la serie "Utopía" o el último libro de Dan Brown, "Inferno". Si pinchan en la imagen podrán escuchar un programa de RNE en el que el propio autor habla detenidamente de todo ello. Ahí podrán seguir inquietándose plácidamente.