Como fan incondicional de Metallica he asistido a la proyección de "Through the Never". Ha sido mi máximo objetivo y mi razón de ser desde que me encontré con las primeras noticias del evento. Al principio nos debatíamos entre el hecho de que fuera un "docurock" de la banda o una recopilación de sus últimas actuaciones en directo. Luego nos dijeron que no era nada de eso y que se trataba de un thriller en toda regla en el que la participación de la banda no iba más allá de ofrecer cobijo y referencia al fenómeno.
Tuve que invertir mis últimos diez pavos para comprobarlo. Entre el precio de la entrada, la subida del IVA, la movida del 3D y las putas gafas estereoscópicas fue necesario romper la hucha para conseguir un pase. Pero qué pase. No te lo pierdas: Sala 10, fila 10, asiento 10. La cosa no podía empezar mejor. Estaba donde tenía que estar y contaba con la aprobación de los Dioses.
En esas condiciones preparé mi alma para su máxima experiencia y reservé mis contenedores de caña para la avalancha que se profetizaba. Sobreviví a la experiencia contraviniendo mis primeros augurios. He podido comprobar que no es un documental. No. No es un reporte de su último bolo. Y tampoco es una película. No es nada de eso. Se queda en un intento de todas esas cosas. Pero si tiene que ser algo, debe ser un concierto, ya que las actuaciones de la banda suponen la mayor parte del metraje. Pero además hay un intento de ofrecer el espectáculo hilvanado a partir de una historia que nunca llegas a entender y que no consigue su objetivo en ningún momento. Realmente prescindible y algo para olvidar antes de abandonar la sala. Aparte de eso, lo demás es asistir a un concierto de Metallica. Y eso, amigo, es de lo mejor que te puede pasar en la vida. Esta vez con gafas de "culovaso" que en algunos pocos momentos te permiten acceder a una experiencia tridimensional y con un sonido brutal pero realmente mejorable.
Si nunca has visto a Metallica en concierto o eres un friki como yo, no te la pierdas. Pero si lo que quieres es alucinar en colores nos vemos en el próximo concierto.
Voy a meter esto en la bolsa en la que guardé aquella movida del Napster y algunas otras cosillas. Luego la devolveré a su agujero.
Tuve que invertir mis últimos diez pavos para comprobarlo. Entre el precio de la entrada, la subida del IVA, la movida del 3D y las putas gafas estereoscópicas fue necesario romper la hucha para conseguir un pase. Pero qué pase. No te lo pierdas: Sala 10, fila 10, asiento 10. La cosa no podía empezar mejor. Estaba donde tenía que estar y contaba con la aprobación de los Dioses.
En esas condiciones preparé mi alma para su máxima experiencia y reservé mis contenedores de caña para la avalancha que se profetizaba. Sobreviví a la experiencia contraviniendo mis primeros augurios. He podido comprobar que no es un documental. No. No es un reporte de su último bolo. Y tampoco es una película. No es nada de eso. Se queda en un intento de todas esas cosas. Pero si tiene que ser algo, debe ser un concierto, ya que las actuaciones de la banda suponen la mayor parte del metraje. Pero además hay un intento de ofrecer el espectáculo hilvanado a partir de una historia que nunca llegas a entender y que no consigue su objetivo en ningún momento. Realmente prescindible y algo para olvidar antes de abandonar la sala. Aparte de eso, lo demás es asistir a un concierto de Metallica. Y eso, amigo, es de lo mejor que te puede pasar en la vida. Esta vez con gafas de "culovaso" que en algunos pocos momentos te permiten acceder a una experiencia tridimensional y con un sonido brutal pero realmente mejorable.
Si nunca has visto a Metallica en concierto o eres un friki como yo, no te la pierdas. Pero si lo que quieres es alucinar en colores nos vemos en el próximo concierto.