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Escalones resbaladizos

Cuando uno se ve envuelto de la manera más casual posible en un turbio y desagradable asunto, cuyas consecuencias serán no menos que muy perjudiciales y altamente peligrosas, reconocemos de inmediato que es tiempo de actuar y de salvar nuestro pellejo, haciendo acopio de todas y cada una de las estratagemas que nos puedan sacar de tan oscuro embrollo. Algo así trata de hacer el protagonista de la película que hoy les recomiendo, "39 escalones", decimonoveno trabajo del maestro Alfred Hitchcock, basada en la obra homónima de John Buchan. Un cóctel de suspense, aventuras y comedia romántica, mezclado y bastante agitado, donde el espectador no goza de un segundo de tregua a la hora de devorar escenas colmadas de sorpresas y sobresaltos. Una figura muy utilizada por Hitchcock, un inocente perseguido por la policía, que huye para demostrar la verdad y a su vez salvar su propio pellejo, es el eje central de esta trama de espionaje salpicada constantemente con pinceladas humorísticas (veáse la escena del hotel o la primera del music hall). Elementos característicos del genial cineasta como el tren, las escaleras, la niebla, compañera de todo buen film de suspense, y los magníficos paisajes escoceses, no pueden faltar en esta película estrenada en 1935 y protagonizada por Robert Donat y Madeleine Carroll. Acomódense y espíen con nosotros. Y, si quieren, conozcan la filmografía del mago del suspense pinchando en el cartel.



Charlie 72

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"Una película basada en hechos reales".  Normalmente, cuando esta frase sirve como carta de presentación de una peli, suelo correr tanto como puedo en dirección contraria a la pantalla.  La misma sensación de pánico tuve al visionar el cartel, temiendo un remake de "Esencia de mujer" a la francesa. Lo normal es que ocurra al contrario, asistiendo a innumerables y penosas versiones "a la americana" de brillantes filmes originarios de países extranjeros.  En fin, que esta peli tenía todos los ingredientes para engrosar mi lista de "películas prescindibles".  Aun así me he atrevido a verla de forma totalmente temeraria lanzándome al vacío cual piloto de parapente.

La fatalidad nos hace invisibles

El destino , nos guste o no, está ahí, cual depredador que saliva copiosamente acechando a su inocente víctima para saciar sus ansias de hacer cumplir lo irremediable, para aplacar las iras de quién sabe qué criaturas divinas que por menesteres de fundamentos establecidos para algún misterioso propósito , o bien por puro albedrío astral, se empecinan por los siglos de los siglos en llevar a cabo tales empresas para deleite o desgracia de los mortales. "Crónica de una muerte anunciada" , obra singular del recientemente desaparecido Gabriel García Márquez , es un referente claro a eso que denominamos destino, a eso tan natural y a la vez tan extraño que encierra el misterio de la vida , tan absurdo y falto de sentido que se nos acaban las hipótesis para dar con alguna respuesta que deje, por lo menos a medias, satisfecha nuestra curiosidad. Esa que siempre se conforma, dadas las circunstancias, con darse con un canto en los dientes si el acontecimiento en cuestión tiene...

Arte fotografiando arte

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